La cama es el mejor invento del hombre. A mí la rueda no me sirve para nada. Mi cama es el único lugar en el mundo en donde me siento cómoda, en paz y segura. Si me dan ganas de llorar, quiero hacerlo en mi cama. Si me siento feliz, quiero estar en mi cama. Si estoy cansada, quiero mi cama. Cuando leo, lo hago en mi cama.
Mi cama me ha ayudado a tomar todas las decisiones importantes en mi vida. Lo siento mamá y abuelita, sigan participando. En mi cama nada malo puede pasarme, ya hasta me hice amiga de los monstruos que viven abajo. Los dibujos más bonitos los hago en mi cama, las cartas más tristes las escribí sobre mi almohada. Es más, seguramente al Juan Diego se le apareció la virgen en su cama y nos han mentido todos estos años. Cuando me case, diré que sí en mi cama, y ahí mismo pasaré la luna de miel.
Mi cama es mi refugio. En caso de temblor súbase a su cama, debería ser la instrucción. Y en caso de sismo y de incendio, de holocausto zombi, de rompimiento con el novio o de reprobada de materias digna de unas olimpiadas.
Por eso les pido un favor, cuando me muera, nomás échenle tierra encima y déjenme dormir para siempre en mi camita. Prometo no apestar.
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